martes, 12 de noviembre de 2013

Decidir.

Una vez leí que una razón para saber que estamos vivos es la toma de decisiones. Y que dejar de decidir seria como estar muerto en vida y de verdad, ¡qué horror! 

Tenemos el poder de decidir sobre la gran mayoría de las cosas, así que no dejes de hacerlo. Desde que empiezas tu día hasta que se acaba, estás decidiendo. Levantarme ya o quedarme un poquito más, qué desayunar, qué ponerme hoy… etc. infinitos que no son más que el día a día.


Por el contrario y sé que sabes de lo que hablo, como en la vida misma no todo puede ser bonito (esto es una de las cosas que la hace maravillosa) en muchas de las decisiones que tomes o hayas tomado, te habrás equivocado o te equivocarás, pero no pasa nada, que no decaiga el ánimo, ¿quién te iba a decir a ti que la otra opción era o será la correcta? Ha sido así y así tendría que ser. No pasa nada, no te canses y sigue decidiendo, es una gran virtud y sería un gran error desaprovecharla. Además y como te decía, estoy segura que lo habrás vivido y sabrás de sobra que hay muchas cosas que no dependen de nosotros, que no son decisiones nuestras, y en su gran mayoría todas esas cosas van con el apellido negativo. Te hablo de una enfermedad, de un accidente, de una desgracia inesperada. Pues sí, todas esas cosas que a veces puede que una decisión previa nos lleve a ellas, pero existen muchísimas más veces en las que no, en las que llega así, sin previo aviso, o en las que no hemos sabido ver el aviso.

Como no quiero ponerte triste ni ponerme yo, vamos a ver qué podemos hacer con esto. ¿Qué tal si cogemos el lado menos malo de todo esto? ¿Qué tal si valoramos esa virtud tan maravillosa que tenemos de decidir en lo que sí podemos y no dejamos JAMÁS de hacerlo?

Te ánimo a que decidas. Sea lo que sea, siempre decide. Nunca estará mal. Lo realmente malo será que algún día dejes de hacerlo.

¿Qué te parece si empecemos a decidir hacer de nuestra vida una vida mejor y a prepararnos para todas esas adversidades que llegan sin avisar?

Creo que es un buen plan.

martes, 5 de noviembre de 2013

Gracias.

Los pequeños GRANDES detalles son esos que marcan la diferencia. Son esos que me alegran el día y ¿por qué no? También la vida.

Hay momentos no sé por qué, ni sé si te habrá pasado, que pasamos por alto cosas que tienen sin la mínima duda un valor maravilloso. Se nos olvida valorarlo, no nos damos cuenta de agradecerlo y lo que es peor sin querer no lo recompensamos.

Que quiero decir con esto, a veces solo pensamos en nosotros, en lo que a “mí” me parece esto, o lo otro, lo que me gusta y lo que no y nos olvidamos de la intención de los demás dejando a un lado el valor que corresponden.

Cuando va pasando el tiempo te vas dando cuenta que en tu camino quedan muchos menos acompañantes. Algún día se llenó de visitantes, otro día se vacío por completo, sin querer en algún momento lo descuidaste y caminando hacia atrás algún otro te dejó. Pero eso no es importante ahora, lo importante es lo que con el tiempo perdura, lo que con el tiempo te sigue enseñando, aportando y enriqueciendo. Lo que merece de tu valor, cuidado y amor.

Por eso estoy hoy aquí, para valorar y agradecer esos pequeños grandes detalles. Para agradecer a esos acompañantes incondicionales que están siempre que les necesito y cuando no también.

Gracias a todos y no muchos, por estar siempre a mi lado, por acompañarme en este camino de mi vida y por llenarme de experiencias, conocimientos y sabidurías.

Gracias en concreto a ti, por regalarme tu tiempo, tu pensamiento y tus ganas de valorarme y de cuidarme.

Os dejo un poco de este regalo:



Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante.

Te deseo suficiente lluvia para que aprecies más el sol.

Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva.

Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida parezcan más grandes.

Te deseo suficientes ganancias para que satisfagan tus necesidades.

Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees.

Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas.

¡Te deseo lo suficiente!