martes, 11 de noviembre de 2014

Libertad.

No existen limites y la imaginación elimina cualquier barrera. No existe lo que está bien ni lo que está mal. No me siento juzgada... ¡ni tan siquiera cuerda! ¡Me declaro loca! Una loca vista desde la visión más loca jamás creada, si esa, la social. Esa que mira desde unas creencias irracionales y heredadas eliminando así el valor del ser a cada uno.

Y es que nadie tiene el manual. Nadie sabe que es o no verdad. Sin embargo, no dejamos de saber y cómo yo, sabes que no sabemos nada.

Sinceramente siento que el único que tiene la verdad, tu verdad, es tu corazón y eres tú quién decide a quién hacerle caso. Si a él o ellos.

Yo no deje de buscar. Sin saber lo que buscaba.

Hubo un tiempo en que creí tenerlo todo. ¡Este ego que me cuida! Pero algo en mi fondo me llevaba al querer encontrar. Y entonces, apareció mi verdad. Que no la tuya ni la de ellos, si no la mía.

La libertad.



Yo vine a vivir desde el corazón. ¡No sé cuantas vidas antes fueron necesarias...! Vine a vivir al margen de normas sociales y de acuerdos interesados.

¡Me despido de este mundo de “cuerdos” para entrar en este otro de “locos”! A éste, dónde nada es todo y todo vale. A éste, dónde sólo se siente y no se piensa. A éste dónde yo soy tú y tú eres yo y todos somos todo.

Te miro y me veo. Me quiero y te quiero. Se juega y se crea. Se imagina... ¡Y todo está bien!

Me mudo al mundo de la cooperación, del AMOR. Al mundo de la libertad, del volar, del ser yo. Me mudo al mundo en el que soy libre. En dónde el qué, cómo y con quién lo decide mi corazón.

Si... Estaré loca, ¡pero al menos soy una loca feliz y enamorada!

Y por si hubiera dudas... esto no se piensa, ni se entiende. Ni se crea ni se inventa. Esto, querido amigo, se siente. Es certeza.

domingo, 21 de septiembre de 2014

No te pido que lo entiendas.

Es un punto y aparte.

Tengo que frenar aquí. Escuchar. Observar y absorber.

Sin pensar. Sin razonar. Sin preguntar.

Creo que ésta, es la única forma de poder entender.

Es como si te dijera que todo lo que sabes hasta ahora es mentira. Que todo en lo que creías no existe. Que estamos engañados y que la vida te está esperando.


¿Cómo diablos entender eso? ¿Cómo creerlo? Cómo tener la certeza de que todas tus creencias y todas tus experiencias “reales” hasta el momento son engaños. Ilusiones. ¡No existen! Cómo entender que todo lo que experimentas está bajo tu control. Que todo eso que sientes y vives tan real no es más que parte de tu invención. ¿Cómo entenderlo? 

Estamos limitados por nuestros sentidos y no somos capaces de ver más allá de lo que nuestros ojos nos permiten. 

Me resulta casi imposible llegar a creer que esto que yo veo no es real y que aquello que aún no puedo ver sí que lo es.

¡Desde luego qué es de locos!

Pero una vez dado el paso... ¿Qué es más de locos? Vivir en este mundo de mentira, de dolor, de sufrimiento, de obligación, de poder, de miedo… en este mundo creado para revivir la separación. O empezar a tomar conciencia y sí, quizá responder esa pregunta formulada una infinidad de veces sobre el sentido de la vida. E independientemente de tu incansable búsqueda no encontrar respuesta. Quizá es menos locura encontrar la paz, tu paz interior. Expandir este mensaje, esta sabiduría más allá de las justificaciones, de la ciencia, de lo que creemos cierto y no es más que parte de nuestra desesperada indagación. De nuestra creación. De nuestra creencia de ser únicos.

Quizá es menos locura dar rienda suelta a la información. Porque si alguien la tiene, cualquiera la predica, ya existe. No sé si se tratará de otra de nuestras fantasías, pero lo que tengo claro es que si a través de ésta experimento, vivo, todo eso que he estado buscando... La paz, el amor, la felicidad, el lujo de la experiencia física y al fin, el sentido a la vida. Creo que me adjudico como una loca incondicional.

Que se pare este mundo. No quiero entender, ni razonar, ni dar explicaciones. Me despido del miedo y del sufrimiento. Ese no es el sentido de la vida.

Sólo voy a vivir y esta vez de verdad.


No te pido que lo entiendas.

Pero quiero que sepas, que esta vez he encontrado la respuesta.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Septiembre.


Los días han comenzado a ser más cortos. El sol se esconde y la oscuridad se hace dueña de la noche.

Se empieza a notar ese aire otoñal. Esa sensación de brisa fría sobre la cara y esos rayos de sol todavía con color a verano.

De repente todo vuelve.

Parece que eso que has estado esperando durante un tiempo ha pasado sin apenas darte cuenta. Un abrir y cerrar de ojos.

Y es que el verano tiene algo especial.

Se lo agradezco al otoño, pero sobre todo al invierno. Ellos son los que me enseñan a quererle más. Aunque no menos a vosotros que venís cargaditos de regalos, de nuevos años y tardes de domingo en el sofá, calcetines hasta arriba y mantas, de esas que pesan. Pero no vamos a adelantar acontecimientos.

Acaba con septiembre. O al menos septiembre es mi fin de verano, es mi fin de eso tan especial.

Dejar la playa, la naturaleza, la familia, los amigos, los planes infinitos, la falta de tiempo, el ir y venir… el volver.

Para recibir a septiembre con sonrisa, con los pelos de punta y con más lágrimas de lo normal.

Un vaivén de emociones.

Rutina. Gran ciudad. Metro. Gente y más gente. Un poco de soledad. Un inevitable echar de menos.   
Pero… eres septiembre.

Mi preferido.

Mes en el que decidí venir a la vida. Mi primer día, mi primer mes, mi primer año. Mi nuevo comienzo, mi sensibilidad. Esa línea entre el recién subidón de adrenalina y la vuelta a empezar. Si hay algo cierto, es que ahora es cuanta más energía hay. Pilas cargadas, ganas por empezar y emoción por el que vendrá.

Otra cosa sería hablar ya entrado noviembre o empezando marzo.

Sinceramente, no viene nada mal eso de irse y eso de volver.

Un llegar, observar y ver.

Vive hoy porque morirás mañana. Al menos físicamente mañana o a saber cuándo, dejarás de existir, de vivir, de experimentar, de disfrutar… de volver a empezar.



viernes, 1 de agosto de 2014

Una forma de vida.

Después de un hasta pronto. De un tiempo para mí. De un crecimiento necesario. De un nuevo descubrimiento. De un nuevo comienzo. De una nueva ilusión... De un simple instante si lo miras desde “todo lo que aún queda.”

¡De nuevo estoy aquí!

Me gusta esa sensación de volver a escribir después de un punto y seguido. Consigo emocionarme, consigo dejar fluir mis dedos sobre el teclado y que las palabras salgan solas.

Esta pasión va conmigo. Forma parte de mí. No se crea ni se intenta, simplemente nace y crece al igual que yo. Ha nacido y crecido con mi persona y como tal experimenta todas mis experiencias, todos mis aprendizajes, todas mis primeras letras mayúsculas.

Ha sido un periodo de transición, un cambio hacia una luz que brilla y sólo puede ofrecerme vida, ilusión y paz.

Ahora me encuentro en un baile con la vida, bailando la misma canción y sin pisadas inesperadas. Estamos escuchando lo mismo. ¡Y eso, eso me encanta!

Es algo más que todo lo que unas palabras puedan describir. Sentí en mi corazón lo que la vida me depara en el ahora y en el mañana cercano y no he podido ser más feliz. No he podido agradecerle más al todo por dejarme disfrutar de mi corazón, de su verdad.

No es fácil saber escuchar lo que te dice, a veces ni tan siquiera somos conscientes de todo lo que habla. Pero este tiempo ha sido necesario para que la vida me lo enseñe y creo que voy en buena dirección.

Toda esta etapa la cierro con una palabra, AMOR.

Escuché que era lo que te daban los demás. Qué era lo que sientes cuando alguien te quiere. Qué se daba en la familia, en la pareja, en los amigos… pero sin embargo aprendí que el AMOR ES UNA FORMA DE VIDA. Qué la vida puede vivirse desde el amor o desde el miedo. Qué el amor es lo único que existe y qué el amor es la única verdad.

Yo elegí vivir desde el amor.

Y la vida empezó a corresponderme de la misma manera.


AMOR

lunes, 12 de mayo de 2014

¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué?

No te preocupes. ¡No estás perdiendo el tiempo! 

No te preocupes por tus títulos. Eso solamente te define en un aspecto mínimo y a veces ni eso, detrás hay mucho, pero que mucho más. Una persona. Tú.

Y eso es lo importante. Tú.


Tú has venido aquí para vivir y eso es lo que estás haciendo, vivir. ¿Qué más quieres? Estate tranquilo, “tu misión se ha cumplido”. Viniste a la vida y en la vida lo que se hace es VIVIR. Aunque nadie nos enseñe, aunque esto no se estudie y aunque sean muchos los que no sepan el cómo se hace esto del vivir. Al menos el cómo hacerlo desde mi perspectiva. Feliz.

Puede que estas letras te sirvan cuando te surja esa maldita o bendita ni sé, pregunta. Cuando empieces a sentir esa necesidad de tener tu tiempo ocupado y tus objetivos claros. Cuando te des cuenta que nada era como pensabas y que ahora la respuesta está en ti, porque ya no hay nadie que te diga cómo seguir al rebaño. No eres el único.

Y sí, era eso lo que tenían que haber enseñado. A no depender de nada y a dejar fluir nuestras ideas y mejores capacidades con libertad, sin necesidad de corresponder a nadie.

Tu vida está para vivirla ¡eso es lo mejor de ella!

Por supuesto, no seas un zoquete, así de claro. Esto no es para que te tires a la bartola y digas” mira que yo estoy viviendo”… o bueno si, si eso te hace feliz pues a la bartola. Pero la verdad es, que yo te digo esto para que no dejes que tu felicidad sea efímera y consecuencia de un trabajo, de una valoración externa o de un curriculum de veinte caras.

Encuentra esa perspectiva, esa visión de la vida desde el vivir. Siéntete en armonía con ella y no desperdicies ni un minuto más en el pensar y en el fijar, todas las cosas que están pendientes para el mañana.

Otra vez ha pasado desapercibido el cambio del invierno a la primavera…

¿Y ahora qué?

Sonríe. Grita. Ama. Besa. Haz el amor. Abraza. Agradece. Quiérete, quiérelos. No te pongas el despertador. Ve una película. Échate una siesta. Corre bajo la lluvia. Mójate. Canta. Baila. Salta. Cáete, tírate y vuélvete a levantar . Di todo eso que aún no has dicho. Disfruta de la soledad. De la compañía. Mira la luna, al sol. El cielo, las estrellas. El mar nunca se va pero puedes observarle hoy. Siente la arena, las olas. NO NECESITES, DESEA. Respira. Sé feliz.

Si puedes serlo hoy, ¿por qué vas a esperar a mañana?


Deja que la vida haga su trabajo.

Tú haz el tuyo. ¡Vive!

Mañana todavía no existe.

domingo, 4 de mayo de 2014

Mamá.

Dicen que somos nosotros los que elegimos a nuestros padres y no al revés.

Que es el alma el que decide dónde vivir esta vez y con quién.

Nadie, o eso creo, sabe a ciencia cierta qué es verdad y qué no lo es. Y para mí, esto de la vida es infinitamente relativo a la vez que realmente extraordinario así que sé, que puedo creer en todo lo que yo quiera y esto puede que sea una de mis creencias.

No sé por qué os elegí a vosotros, en concreto a ti, mamá o bueno pensándolo mejor sí que lo sé.

Ha sido difícil. Mucho.

No nos entendíamos. Parecíamos ser de diferentes planetas. No comprendía por qué esa forma tuya de ver la vida y el porqué de yo verla de ésta otra.

Me llevó tiempo. Estuve triste, mucho. Me obligaba a entender cosas que no podía explicarme.

Pero con el tiempo me di cuenta y me enamoré.

Te elegí para venir al mundo, para crecer y para tenerte como la mayor razón de mi aprendizaje y sabiduría. Era esa contrariedad lo que necesitaba para ser esto, lo que soy.

Tenía tanto que aprender de ti… y me costó tanto saberlo.

Me enamoré de una sonrisa, de unos ojos verdes agua, de una cara de princesa, de una inocencia, de un miedo al miedo, de un despiste… me enamoré de todos los porque no. Ellos fueron la razón de todas mis explicaciones. Me enamoré de ese afán por conseguir que me entendieras. De la negatividad que te acompañó. Ella fue el resultado de mi indiscutible personalidad. 

Me enamoré de ti y aprendí a quererte aún más.

Tú para mí y yo para ti. Las dos nos hemos necesitado para el hoy, para crecer.

Te diste la oportunidad y me permití darte todo mi amor.

Prometo vivirte, disfrutarte y quererte toda mi vida

Te quiero mamá.

viernes, 25 de abril de 2014

Vive hoy.

No te había extrañado tanto como ahora.

Nunca me había parado a pensar lo mucho que eres para mí.

Jamás me había imaginado la posibilidad de echarte de menos.

Quizá tenga que ver conmigo, seguro que así es.


Esta vez ha sido diferente. Te he respirado, he llenado mis pulmones de tu aire fresco y regenerador. Me has trasmitido la paz que no apreciaba cuando entonces. Te he mirado y he comenzado a fijarme, a verte.

Esto pasa cuando te vas. Cuando me voy.

Eres tan importante como una vida, la mía. Me has visto crecer y pienso que somos lo que vivimos, así que sin duda alguna soy un poco de lo que tú me has dado.

Aunque hasta ahora no me haya dado cuenta.

Por una parte es un poco triste tener que irme para verte. Pero más triste es no ser capaz de verte nunca.

Hasta tu parte más minúscula me da vida y por eso, dentro de mi verdad de totalidad, quiero agradecerte todo lo que me has regalado.

Cada sol, cada luna nueva, cada uno de tus tonos verdes, cada tarde de lluvia y cada noche de frescura.

Es un nuevo amanecer el ir después de tanto. Será por todo lo que tengo allí. Mi todo. Mi razón de ser y la fuente que me ha dado vida.

Me siento enormemente agradecida a mi tierra, a mi naturaleza.

Quizá a veces hay que irse para echar de menos. No pasa nada, todos cerramos los ojos sin querer a lo que más cerca tenemos. El caso es no olvidarnos de volver a abrirlos.

Nada es por casualidad y tienes a tu lado, delante de ti, tu razón de ser. Mírala y esta vez fíjate. Está para ti no permitas que pase desapercibida.

Lo mejor de irse, es volver.

Lo mejor del amor, es sentirlo.

Lo mejor de la vida, es vivirla.

No estamos en tiempo de sonrisas, nos dejamos a un lado el valorar el ahora y aquello que no nos hemos permitido ver. Nos inunda la preocupación y muchos más sentimientos de desesperación. La constante masa nos limita y afloja. Nos hace dudar y dar un paso atrás. 

Tienes la suerte de vivir, con todo lo que ello conlleva. La vida es lo más natural que existe y lo más primitivo, no dejes que una evolución desenfrenada y descontrolada interrumpa tu sentimiento más primario.

Tenemos que vivir y apreciar todo lo que la vida nos regala.

Por hoy mira y está vez ve lo que está a tu al rededor. Un edificio, una acera, una vecina, un árbol, una carretera, esa farola, el cielo, las nubes, las montañas… Limítate a pensar sólo en eso, en lo que ves sin antes haberte fijado. Regálate un tiempo para ti y tu razón de ser.

Mira, respira, siente y olvídate de todo lo demás.

Observa ahora.

Vive hoy.



miércoles, 9 de abril de 2014

Eres tú.

Todo es verdad y todo es mentira.

Todo es tanta verdad como quieras y tanta mentira como desees.

Lo bueno no existe, para mí. Y lo malo tampoco. Simplemente es una experiencia más.

Todo es y será tanto, como cuánto quieras que sea.

Y encontré mi verdad. Que no la tuya, ni la de nadie, si no la mía. La única razón que me da paz, mi paz, mi tranquilidad, serenidad y felicidad.

Mi verdad.



Mi mejor aprendizaje. Mi mejor crecimiento.

No hay nada que tú no puedas afrontar. Todo lo que te sucede es para darte cuenta de algo. Te seguirá sucediendo hasta que no te des cuenta ello.

La única verdad está en ti. La única felicidad, paz, equilibrio. Tu felicidad, tu paz. Eres tú.

El mayor error es buscar en los demás.

Todo lo que ves a tu alrededor, que nunca será todo, si no lo que tú quieres ver, es tu reflejo. Es el resultado de tus pensamientos. Todo eso que críticas, todo eso que te duele, todo eso que ves, dices y gritas, ERES TÚ.

Ahora está en ti buscar tu verdad, querer reflejarte, querer afrontar. Quererte y regalarte eso tan precioso de lo que nos han dotado. Paz y serenidad. Felicidad.

El mayor trabajo, el mejor aprendizaje, lleno de muchísimo y nunca completo. Está en ti.

No juzgues. No critiques. No interpretes. No posiciones. No esperes. No desesperes. No sufras. No sufras más de lo que tengas que sufrir. No des consejos, si no te los piden. No te mientas. No impongas ni tampoco dejes que te lo hagan a ti. No creas todo lo que oyes, ves y te cuentan. No lo sabes todo. Ni lo sabrás. Nadie lo sabe. No te niegues a escuchar todo aquello que pueda servirte en tu búsqueda. Que no la de ellos, si no la tuya. Sólo lo que pueda servirte. No eres a quién escuchas. No eres ellos. Eres tú.

Acepta. Respeta. Tu verdad es tan válida como la mía, como la de ellos. Vive ahora. Todo llega. Esperar no cambia nada pierde tiempo. Pasa lo que tengas que pasar, pero sin pasarte. Tu experiencia no es la de los demás, nunca lo será. Puedes contar pero no suponer. Sé coherente. Siente, piensa y actúa de la misma manera. Deja que los demás también lo hagan. Escúchate a ti. Sólo créete a ti.

¿Sabes? la única verdad es la tuya. Eres tú.


Tú tienes el poder de conocerte, de experimentarte, de cambiarte, de crecer, de quererte, de ayudarte, de admirarte, de hacerte feliz, de darte paz.

Ya lo tienes todo. Tú eres eso. Nadie más puede serlo ni hacerlo por ti.

Sólo tienes que saber encontrarlo.

Y por si lo buscabas… una vez más, está en ti.

domingo, 30 de marzo de 2014

Memoria.

Era una persona más que realmente me estaba enseñando a vivir.


Llegó el día en el que tuve que presentarme en el hospital, sinceramente sin tener nada claro, ni las actividades que tenía que llevar a cabo, ni a lo que en realidad se dedicaban estos profesionales, más que mi idea de la ayuda y apoyo emocional a familiares y pacientes enfermos de cáncer.  Con el paso de los días, no sabía si cada vez estaba más perdida o más en dónde y cómo tenía que estar. Estaba poniendo en marcha cosas que ni tan siquiera era capaz de ponerle un nombre teórico. Me dejé llevar, que saliera todo eso que ha estado en mí siempre y que ahora era uno de esos momentos en los que en verdad era necesario ponerlo en práctica. 

¡Dios que difícil es! Qué difícil es tratar con gente, con gente como tú y a la vez tan diferente, hay que saber qué decir, cómo decir y cuándo decir. Ya no era cuestión de saberme nada de lo que había estudiado durante la carrera, ni considerar todos los puntos de “pe a pa” que se llevan a cabo en los programas y actividades que realizan estos trabajadores. Si no, tener, para mi muy claro, que es un trato individual con un mismo denominador. Todos son pacientes y enfermos de cáncer, pero al final cada cáncer es también una persona y con ella todo su alrededor.

A veces surgían conversaciones para mí totalmente enriquecedoras y vitales. Hablar con estas personas, gente que está pasando por una etapa de su vida en la que se para todo. Ya no hay nada importante realmente, todo se centra en una enfermedad. Todo se evade. Parece que la realidad en la que vivías ha desaparecido, esos valores, su agradecimiento insistente, comprendo que por esa solidaridad que les ayuda a superar su tan grande obstáculo.

Era un crecimiento cada día.

Volviendo a mi primer día, pasada la mañana una de las responsables me preguntó si me importaba ir con uno de los niños en planta. Se llamaba Talal, tenía ocho meses y llevaba ingresado, creo recordar, que desde sus dos primeros meses de vida. Tenía una enfermedad de la médula, no le funcionaba con normalidad y a causa de eso contraía muchos virus que su cuerpo no podía defender, al menos esa es la explicación que yo recibí. Uno de ellos le dejo ciego. 


Bajé, entré en la habitación y pensé “¿dónde está aquí la psicología? Esto tiene doble información, porque no me aclaro.” Entraba asustadísima. ¿Qué iba hacer yo sola con un bebe en estas condiciones?

Me impactó muchísimo.

Salí del hospital replanteándome muchas cosas. Yo quería unas prácticas en las que pudiera interactuar con la gente, que me contaran sus casos, ser una escucha incondicional y un apoyo para evitar que la enfermedad ocasionara daños emocionales a posteriori. Pero pensé, esto significa algo. Un niño sin querer viene al mundo, sin tener ni idea de la vida, ni tan siquiera siendo consciente de lo que está pasando. Sus padres, en este caso su madre, su principal cuidadora y una luchadora, tenían que significar algo para mí.

Ya no era ser una psicóloga y hablar e interactuar con ellos, ya era lo que hay que aprender, saber, vivir, para poder ser, en primer lugar persona y luego una buena psicóloga en estas situaciones.

Me salió una sonrisa, esto estaba hecho para mí.

En estas experiencias se para el mundo. Ya no hay carrera, ni psicología, ni programa, ni actividades. Ya no hay los mismos valores de vida, ni importancia. No importan las calificaciones con las que se supere esto, ni si tengo los conocimientos suficientes para ser buena o mala psicóloga, o para que alguien decida sin con ellos lo soy. Esto me ha enseñado a crecer, a ser persona, a valorar lo realmente importante, a saber apreciar mi vida e indiscutiblemente a vivir. Vivir de una manera sana y saludable, para mí. Lo que ojalá se estudiara y todos los conocimientos enseñaran. 

La vida es la única carrera eterna y por la que luchas incondicionalmente hasta que llega a su fin.

Siempre estaré enormemente agradecida.

jueves, 27 de marzo de 2014

Mea Culpa.

Culpa, maldita culpa.

Nos pasamos parte de la vida creyendo que todo lo que nos pasa depende de los demás. “Tú me has hecho esto, tú me has hablado así, ella desde entonces no deja de mirarme de esa manera y de él… ni hablo.”


¿Qué te parece si a partir de ahora el “por qué tú” lo dejamos a un lado de nuestras explicaciones, de nuestros enfados y de nuestros malos ratos? Y empezamos a usar, “es que YO” cuando tú has dicho tal cosa me he sentido así. A usarlo siempre ¡vaya, sin excepción! En cuanto notes que en tu organismo empieza a ocurrir a causa de estar en interacción con otro u otros, algo que desemboca en pena, rabia, enfado, alegría, sin duda ellos tienen mucho que ver, pero si tienes algo que decir, por favor, con el YO por delante.

“Mira es que cuando haces eso, dices tal cosa, a mí me sienta mal. No quiero pensar que lo hagas para fastidiarme pero que sepas que me fastidia”. Ahora él, ella, ellos, verán lo que hacen y tú con su próxima actitud decidirás si te conviene o no seguir con él, ella, ellos.

“Que sepas que desde el principio siempre has actuado de una forma que a mí me encanta y eso, eso me hace muy feliz. Gracias” puede que a otro, otra, otros no le encante ¿me entiendes, no? Todo sin menos preciar las virtudes ajenas.

“No puedo soportar VER esto aquí. Siempre lo dejas, que sé que lo haces sin querer, pero por favor intenta guardarlo en su sitio, así sería mucho más fácil encontrarlo la próxima vez y no verlo yo siempre en mitad del camino, gracias”

“Quizá tenga que cambiar YO y ser un poco más flexible, total todo mi entorno sigue su curso y esto son pequeñas cosas sin importancia y tal vez así me ahorre malos ratos”

Considero que hay una grandísima diferencia. Diferencia que podría cambiar muchas cosas y ¿por qué? Cada uno somos únicos e irrepetibles, todo es igual, pero todo es distinto. ¡Qué contradicción más verdadera! Por qué te digo esto, pues porque considero que todos en esencia somos lo mismo, personas que vivimos en constante interacción, con unos valores, virtudes, responsabilidades… iguales en sí, pero diferentes en cada uno. Tu respeto, tu amor, tu ilusión, tu vida… depende solamente de ti, eso es lo que lo hace diferente pese a la igualdad. Eso es lo que te hace único y esa es la razón para mantenerme al margen de lo concreto y para hablar desde un punto de vista, el mío. Sin dar por hecho que pueda serte útil, pero sí considerando que es importante que lo sepas, que lo tengas en cuenta.

Volviendo a lo que te decía.

Te aseguro que funciona y si no tiempo ¡pruébalo! Verás que todo es mucho más agradable. Lo importante es que tú estés bien, que mejores con los tuyos, con tu entorno y que hagas de tus situaciones algo más complicadas, momentos más llevaderos y tranquilos.

Y por si lo has olvidado, EL RESTO NO TIENE LA CULPA DE LO QUE A TI TE PASE. Es decir, vamos a ser claros y no quiero que te siente mal, pero si estás en una situación que no te conviene, que ves que no levantas cabeza y que de ahí sale de todo menos algo productivo, ¿a qué estás esperando?

Si te has levantado con el pie izquierdo, con el derecho o con los dos y de repente todo te molesta, estás todo menos agradable ¡recuerda que los demás no tenemos nada que ver! En tal caso cuéntaselo y cómo no, desde el YO, a la persona o personas que hayan originado esa sensación en ti y ya sabes, tú sabrás hasta donde estás dispuesto/a a llegar.

Si por el contrario y estás en todo tu derecho, simplemente has tenido un mal día, pues mira, porque hay razones para tener malos días. Has dormido mal, no encontrabas que ponerte, estás estresado porque tu vida es absolutamente estresante, se te ha muerto un ser querido y mil y una cosas más. Antes de ser desagradable, de perder las formas, piensa que los demás, aunque haya situaciones en los que los demás te sean totalmente indiferentes, incluso te moleste su presencia, ¡no tienen la culpa de nada!  Espero que puedas entenderme.

¡Todo en la vida es NEUTRAL!



Y cada uno le damos forma, nuestra propia forma. Sin discutir la igualdad de la situación, es decir, que tú recibas una buena noticia y lo celebres, no significa que el otro también reciba la misma noticia y lo celebre de la misma manera. Seguro que lo celebra, pero seguro que no igual que tú y así con todo, y digo con TODO lo demás.

¡Tú eres el responsable de todo lo que te pasa! de lo que sientes o no sientes o de cómo vives tal o cual cosa. Nadie hace que tú sientas o no así y si hay alguien que distrae a tu bienestar ¿a qué esperas?

Indiscutiblemente cada uno sentimos y vivimos de una manera, de ahí que cada uno vea el mundo, la vida, de una forma diferente. 

Pero no cometas el error de responsabilizar a los demás de tu visión.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El dolor.

“La muerte prematura de su padre fue un suceso que marcó indudablemente su vida.


Fue capturado por los soldados romanos, que fustigaban continuamente a los cristianos que vivían en Palestina en aquella época. Jugaban cruelmente con ellos sólo para entretenerse. En uno de estos pasa tiempos, mataron a su amado padre sin querer.

Primero le ataron por los tobillos a un caballo que montaba un soldado y lo arrastraron por las calles. Al cabo de un minuto, que se le hizo interminable, el caballo se detuvo. Su cuerpo estaba apaleado, pero él logró sobrevivir aquel suplicio. Miriam, su hija, aterrorizada, oía los gritos y las risas de los soldados.

Aún no habían acabado con él.

Dos de aquellos romanos se enrollaron los cabos de la cuerda alrededor del torso  y empezaron a dar brincos como harían unos caballos. Su padre salió despedido hacia delante y se golpeó la cabeza con una roca muy grande. Le hirieron de muerte.

Los soldados lo dejaron tirado en medio de la polvorienta calle.

La sinrazón de aquel suceso vino a añadirse a la profunda angustia, la rabia, la amargura y la desesperación que sintió Miriam tras la violenta muerte de su padre. Para los soldados aquello no era más que un deporte. Ni tan siquiera sabían quién era aquel hombre. Nunca habían sentido su mano suave cuando curada con cariño los rasguños de su hija ni habían visto con qué diligencia manipulaba el torno.

Tampoco conocían el aroma que despedía su cabello después de tomar un baño, ni la dulzura de sus besos y sus abrazos. No habían convivido diariamente con aquel hombre tan amable y cariñoso.
Sin embargo, en unos pocos minutos de terror, pusieron fin a una bella existencia y llenaron de aflicción los restantes años de Miriam, que nunca llegó a superar aquella pérdida ni a llenar aquel tremendo vacío. Todo por diversión. Estaba indignada por la irracionalidad de aquel hecho. Sus lágrimas de odio se entremezclaban con las de dolor.

Arrodillada en el camino polvoriento y manchado de sangre, la niña acunaba la cabeza de su padre, que descansaba sobre su regazo. El hombre ya no hablaba. Un hilo de sangre se escapaba por la comisura de sus labios. Miriam oía un borboteo en el pecho de su padre cada vez que él se esforzaba en respirar. Estaba a punto de morir. Sus ojos se iban ensombreciendo; se acercaba el final de su vida.
           
 -Te quiero, padre- susurró fijando la vista en aquellos ojos agonizantes-. Siempre te querré.

Mirándola por última vez, su padre pestañeo en señal de haber comprendido el mensaje, y sus apagados ojos se cerraron para siempre.”


No pude evitar que mis ojos brillaran tras leerlo.

Me acompañó una sensación de tristeza. Sentí pena por aquel hombre, por aquella niña y por aquellos valores, si se puede llamar así, que dichos soldados poseían.

Pienso que hoy en día nos alejamos mucho en nuestra sociedad de esa violencia física, de esa ignorancia, pero siento que aún en cierta manera sigue. Persiste esa superioridad, esa creencia de poder que te da la libertad de juzgar a los demás.

Ese desconocimiento que es causa de dolor ajeno.

Y se me encoge el corazón.

Se me encoge el corazón al pensar que todavía haya gente así. Que por su propia satisfacción y por su ego tan grande, tengan la crueldad de hacer sentir a alguien inferior, débil y lo que es peor, de hacer sentir a alguien dolor.

En este caso tampoco sé dónde está el error o bueno sí. No sé quién tiene que enseñar a quien, pero si el qué.

La vida está  para vivirla desde el AMOR, desde la igualdad, desde la humanidad, desde el apoyo, el respeto y la confianza… nos hemos convertido en seres individualistas encerrados en una capa de hielo.

Desconozco tu vida. No sé cómo te diriges a los demás, ni sé el tiempo que puedes malgastar en entrometerte en muchas otras vidas. Pero si te apetece, te propongo que te olvides por un tiempo de eso tan “negativo” y en vez de juzgar, herir… sientas amor, compasión, igualdad... 

Es una persona más. Como tú.

La relación que tienes hacia los demás, es la relación que tienes hacía ti mismo.



P.D. Aprovechando esta fecha quisiera desearte feliz día del padre. Espero que Miriam se haya reencontrado con el suyo.

Yo también te quiero y siempre te querré papa.