lunes, 12 de mayo de 2014

¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué?

No te preocupes. ¡No estás perdiendo el tiempo! 

No te preocupes por tus títulos. Eso solamente te define en un aspecto mínimo y a veces ni eso, detrás hay mucho, pero que mucho más. Una persona. Tú.

Y eso es lo importante. Tú.


Tú has venido aquí para vivir y eso es lo que estás haciendo, vivir. ¿Qué más quieres? Estate tranquilo, “tu misión se ha cumplido”. Viniste a la vida y en la vida lo que se hace es VIVIR. Aunque nadie nos enseñe, aunque esto no se estudie y aunque sean muchos los que no sepan el cómo se hace esto del vivir. Al menos el cómo hacerlo desde mi perspectiva. Feliz.

Puede que estas letras te sirvan cuando te surja esa maldita o bendita ni sé, pregunta. Cuando empieces a sentir esa necesidad de tener tu tiempo ocupado y tus objetivos claros. Cuando te des cuenta que nada era como pensabas y que ahora la respuesta está en ti, porque ya no hay nadie que te diga cómo seguir al rebaño. No eres el único.

Y sí, era eso lo que tenían que haber enseñado. A no depender de nada y a dejar fluir nuestras ideas y mejores capacidades con libertad, sin necesidad de corresponder a nadie.

Tu vida está para vivirla ¡eso es lo mejor de ella!

Por supuesto, no seas un zoquete, así de claro. Esto no es para que te tires a la bartola y digas” mira que yo estoy viviendo”… o bueno si, si eso te hace feliz pues a la bartola. Pero la verdad es, que yo te digo esto para que no dejes que tu felicidad sea efímera y consecuencia de un trabajo, de una valoración externa o de un curriculum de veinte caras.

Encuentra esa perspectiva, esa visión de la vida desde el vivir. Siéntete en armonía con ella y no desperdicies ni un minuto más en el pensar y en el fijar, todas las cosas que están pendientes para el mañana.

Otra vez ha pasado desapercibido el cambio del invierno a la primavera…

¿Y ahora qué?

Sonríe. Grita. Ama. Besa. Haz el amor. Abraza. Agradece. Quiérete, quiérelos. No te pongas el despertador. Ve una película. Échate una siesta. Corre bajo la lluvia. Mójate. Canta. Baila. Salta. Cáete, tírate y vuélvete a levantar . Di todo eso que aún no has dicho. Disfruta de la soledad. De la compañía. Mira la luna, al sol. El cielo, las estrellas. El mar nunca se va pero puedes observarle hoy. Siente la arena, las olas. NO NECESITES, DESEA. Respira. Sé feliz.

Si puedes serlo hoy, ¿por qué vas a esperar a mañana?


Deja que la vida haga su trabajo.

Tú haz el tuyo. ¡Vive!

Mañana todavía no existe.

domingo, 4 de mayo de 2014

Mamá.

Dicen que somos nosotros los que elegimos a nuestros padres y no al revés.

Que es el alma el que decide dónde vivir esta vez y con quién.

Nadie, o eso creo, sabe a ciencia cierta qué es verdad y qué no lo es. Y para mí, esto de la vida es infinitamente relativo a la vez que realmente extraordinario así que sé, que puedo creer en todo lo que yo quiera y esto puede que sea una de mis creencias.

No sé por qué os elegí a vosotros, en concreto a ti, mamá o bueno pensándolo mejor sí que lo sé.

Ha sido difícil. Mucho.

No nos entendíamos. Parecíamos ser de diferentes planetas. No comprendía por qué esa forma tuya de ver la vida y el porqué de yo verla de ésta otra.

Me llevó tiempo. Estuve triste, mucho. Me obligaba a entender cosas que no podía explicarme.

Pero con el tiempo me di cuenta y me enamoré.

Te elegí para venir al mundo, para crecer y para tenerte como la mayor razón de mi aprendizaje y sabiduría. Era esa contrariedad lo que necesitaba para ser esto, lo que soy.

Tenía tanto que aprender de ti… y me costó tanto saberlo.

Me enamoré de una sonrisa, de unos ojos verdes agua, de una cara de princesa, de una inocencia, de un miedo al miedo, de un despiste… me enamoré de todos los porque no. Ellos fueron la razón de todas mis explicaciones. Me enamoré de ese afán por conseguir que me entendieras. De la negatividad que te acompañó. Ella fue el resultado de mi indiscutible personalidad. 

Me enamoré de ti y aprendí a quererte aún más.

Tú para mí y yo para ti. Las dos nos hemos necesitado para el hoy, para crecer.

Te diste la oportunidad y me permití darte todo mi amor.

Prometo vivirte, disfrutarte y quererte toda mi vida

Te quiero mamá.