viernes, 21 de junio de 2013

Hoy os lo quiero dedicar.

Hoy se lo quiero dedicar a una buena, muy buena, etapa de mi vida. Hoy os lo quiero dedicar a vosotras.

Todas empezamos igual. Desde cero, con la incertidumbre de cómo podría ir, de qué sería todo esto y de a quién nos encontraríamos en el camino.

Para mí han sido cinco años de continuo crecimiento. Empecé siendo una niña, que aún lo soy, pero me llevo unos principios, unos objetivos, una serenidad con la que antes no podía contar.

Da igual lo que escriba, nada puede resumir todos estos años, todos estos momentos. Aunque hoy si me he pensado el que deciros, el que escribiros.


En primer lugar me gustaría pediros perdón, a cada una de vosotras. Perdón por haber hecho o dicho algo que haya podido molestaros, se me encoge el corazón al pensar que os haya podido hacer “daño” en algún momento y de ahí mi perdón. Cuento con ello porque sin duda es “cosa de la convivencia” pese a estar muy unidas y, elegirnos como acompañantes en este camino, no dejamos de ser únicas y a veces recibimos sin querer algo que no nos esperamos, por eso os pido perdón, por todas aquellas veces que os he herido sin querer.

En segundo lugar y, siguiendo con el perdón, quiero deciros aunque os suene raro, que os perdono. Por lo mismo que os pido perdón, a veces sin querer también me he sentido herida y quiero deciros con el corazón en la mano, que no pasa nada, sé que no fue intencionado. En estos años he aprendido a abandonar el “rencor”. Me quedo con la paz, tranquilidad y serenidad. Me quedo con todo lo bueno que me habéis dado.

En tercer lugar, me llevo de cada una de vosotras lo mejor. Me habéis enseñado, reñido, apoyado y querido incondicionalmente. Eso me lo llevo para siempre. Pienso que somos lo que vivimos, ya no tanto lo que vivimos si no el cómo lo vivimos e, indudablemente formáis parte de mi camino con lo mejor que tenéis y lo mejor que me habéis aportado.

En cuarto lugar y por último, aunque me dejo mil cosas, quiero daros las GRACIAS, gracias por estar ahí en lo bueno y en lo malo, gracias por hacerme reír, por aguantar mis risas, por querer vivir con mi compañía tantos momentos. Gracias por facilitarme vivir que es la amistad. Gracias, por un millón de cosas más, gracias.

Ahora sí que si, por último quiero deciros que sois unas grandes personas, tenéis cosas envidiables, cosas maravillosas, cosas que cualquiera podría querer de una amiga. Las personas no cambian, así que estoy con una sonrisa en la boca al saber que voy a manteneros así toda la vida. No dejéis de luchar como hasta ahora por nada. Quiero que sepáis que siempre tendréis mi apoyo y palabras para cuando lo necesitéis. Sé que vais a llegar a dónde os propongáis. Estoy muy orgullosa de vosotras. Nunca lo olvidéis, aunque este lejos, siempre estaré ahí.

Me llevo a un tesoro, en mi vida y en mi corazón. Os quiero.

martes, 11 de junio de 2013

Voilà.

Os pongo en situación…

Hablando, surgió esta pregunta,

Sara, y tú cómo Psicóloga, cuando vayas a tratar a alguien, ¿vas a tener en cuenta sus problemas del pasado? Bueno del pasado, puede ser de ayer, vamos te hablo del problema que se supone que el paciente no sabe que es la razón de su estado. (Su idea de psicólogo-paciente)

Por un momento no tenía una respuesta clara. Pese a que haya meditado, desde mi mínima experiencia laboral cómo quisiera, o que sería para mí, una terapia ideal, no encontraba las palabras concretas.

Se me ocurren un montón de cosas de las que escribir, y más con la relatividad indudable de la psicología, sus conceptos, terapias, infinitas intervenciones… pero he pensado que quería dar una respuesta breve, concreta, “plasmar” la idea y así no volver a “quedarme” sin una respuesta clara.
Desde luego que no deja de ser la idea. Todo varía de una persona a otra, pero creo que una idea común, una “base” es fundamental para empezar en cualquier camino.

A lo que iba. Mi respuesta es NO. No miraría eso que llamas problema y que crees que es la razón de tu estado. No estaría indagando en tu infancia ni en posibles hechos que te hayan ocurrido como causa de tu estado actual. Para mí el único “problema” es la persona, no creo en que la situación sea la causa de su estado, si no el cómo afrontó esa situación. Las circunstancias en las que estaba cuando le paso “eso”. Claro está al margen de situaciones mayores (maltratos, violaciones, abusos). Te hablo de esos “problemas” más cotidianos que la gente común arrastra.

Con esto más claramente lo que quiero decir, y lo que en otras de mis entradas he escrito, es que considero que todo lo externo es neutral, no es ni bueno ni malo, simplemente es. Somos nosotros quienes hacemos el cómo eso nos influye, nos afecta. Me repito al decir, que sin duda sabes, existen acontecimientos que nos hacen sentirnos tristes, contentos, rabiosos, enfadaos… a todos. Pero aun así, nadie, y cuando digo nadie, ya sabes que es nadie, siente igual y he aquí la neutralidad de todo y el poder que tenemos para modificarlo.

Así que sí, sin lugar a dudas mi respuesta es que el problema no es “importante”. Lo importante es las herramientas, el auto control y gestión personal que tenemos para afrontar todo eso externo que entendíamos como supuestos problemas.

Sólo tú tienes el poder de conseguir tu estabilidad, tu paz y tranquilidad. Yo, en mi caso, podría asesorarte. Pero que no se te olvide, tú tienes el control de todo lo que te pasa.

Y si eso se consigue… VOILÀ para mí el concepto de la tan deseada felicidad.

domingo, 2 de junio de 2013

Estoy encantada de ver corazones.

Sin querer, sin previo “planteamiento” últimamente han llegado a mis manos unos libros que reconozco haber leído y haber dejado en mí una sensación enorme de paz y tranquilidad, de la que llevo muchísimo tiempo disfrutando, pero a través de esta nueva situación he querido compartir.

Después de pasar por una etapa en mi vida con unas circunstancias un tanto tristes, difíciles, duras, de esas que todos tenemos, y en mi caso ya están muy pero que muy lejos del momento actual, he de decir que estoy gratamente agradecida.

Sé que no fueron en sí las circunstancias, si no lo preparada que estaba yo en ese momento para recibirlas. Sinceramente,  más bien poco. La cuestión es, que pasé lo que tuve que pasar. Te aseguro que fui muy, pero que muy consecuente con cualquier decisión que tomara, que quizá no fue la adecuada. Pero todo eso, me enseñó. No hay nada de lo que me pueda arrepentir, quizá alguien piense que podría haberlo hecho mejor, pues seguro que sí, aunque ¿qué es mejor y peor? 

Lo que si tengo claro es que todo ha sido así por algo. Y hoy en día estoy enormemente agradecida. Agradezco cada lágrima, cada momento de tristeza y desamparo, cada ira, cada rabia, cada soledad, lo agradezco con el corazón en la mano.

Disfruto de una paz y estabilidad interna que me llena de vida y felicidad y este momento actual ha sido creado poco a poco por un camino más o menos pedregoso.

Porque digo todo esto, tan “sentimental” o tan “espiritual”. Suelo hablar de las cosas que me pasan, de las cosas que pienso, pero nunca había hablado sobre mí, de mi fondo, quizá por un posible miedo a ser “juzgada”, por eso de que a veces no sabes ni cómo acertar. O por eso de que a veces el “presumir” puede confundir intenciones.

Pero hoy me he decidido, PARA MI soy toda una afortunada y quiero compartirlo.

Bueno, a lo que iba, el libro que me ha llevado a escribir hoy sobre esto, se llama “La Ley del Espejo” (Yoshinori Nogughi). Es un relato muy corto, muy simple, dice lo que tiene que decir y francamente me ha encantado, ha confirmado lo que llevo pensando mucho tiempo.

La realidad, tu realidad es el resultado de una causa y esa causa está en tu interior. Tu realidad es el reflejo de tu interior, de tu estado, de tu corazón. Por eso que la gente más “triste” tiende a ver cosas más negativas y las personas más “alegres” están rodeadas de alegrías.

Hace un tiempo pensé que todo lo que pasa en el mundo es neutral. Todo lo externo es neutral, no es ni bueno ni malo, simplemente es. Somos cada uno de nosotros quienes lo modificamos y damos una perspectiva, una sensación, un valor y eso sólo es desde nuestro único criterio. Y he aquí, en este relato, la confirmación. (Al margen de todas las sensaciones “culturales” que todos sabemos y definimos. Ante algo malo estamos tristes, ante algo bueno alegres, pero dista de todo eso. No es el qué, si no el cómo)

Al principio he hablado de que estaba agradecida por todas las cosas “malas” que han ido surgiéndome en este camino.

Al igual que este libro habla de la Ley del Espejo, habla también de la Ley de lo Inevitable. Ya sé por qué estaba tan agradecida.

Todo lo que nos pasa en esta vida, nos pasa para darnos cuenta de algo importante. Nunca te va a suceder nada que no puedas solucionar. Sólo tienes que ser capaz de encontrar en ti la solución y ser consciente, buscar cualquier cosa que te pueda aportar, si lo piensas detenidamente verás que son muchísimas más de lo que pensabas.

Estoy encantada de ver corazones.