Hoy
se lo quiero dedicar a una buena, muy buena, etapa de mi vida. Hoy os lo quiero
dedicar a vosotras.
Todas
empezamos igual. Desde cero, con la incertidumbre de cómo podría ir, de qué
sería todo esto y de a quién nos encontraríamos en el camino.
Para
mí han sido cinco años de continuo crecimiento. Empecé siendo una niña, que aún
lo soy, pero me llevo unos principios, unos objetivos, una serenidad con la que
antes no podía contar.
Da
igual lo que escriba, nada puede resumir todos estos años, todos estos
momentos. Aunque hoy si me he pensado el que deciros, el que escribiros.
En
primer lugar me gustaría pediros perdón, a cada una de vosotras. Perdón por
haber hecho o dicho algo que haya podido molestaros, se me encoge el corazón al
pensar que os haya podido hacer “daño” en algún momento y de ahí mi perdón.
Cuento con ello porque sin duda es “cosa de la convivencia” pese a estar muy
unidas y, elegirnos como acompañantes en este camino, no dejamos de ser únicas y
a veces recibimos sin querer algo que no nos esperamos, por eso os pido perdón,
por todas aquellas veces que os he herido sin querer.
En
segundo lugar y, siguiendo con el perdón, quiero deciros aunque os suene raro,
que os perdono. Por lo mismo que os pido perdón, a veces sin querer también me
he sentido herida y quiero deciros con el corazón en la mano, que no pasa nada,
sé que no fue intencionado. En estos años he aprendido a abandonar el “rencor”.
Me quedo con la paz, tranquilidad y serenidad. Me quedo con todo lo bueno que
me habéis dado.
En
tercer lugar, me llevo de cada una de vosotras lo mejor. Me habéis
enseñado, reñido, apoyado y querido incondicionalmente. Eso me lo llevo para
siempre. Pienso que somos lo que vivimos, ya no tanto lo que vivimos si no el
cómo lo vivimos e, indudablemente formáis parte de mi camino con lo mejor que tenéis
y lo mejor que me habéis aportado.
En cuarto lugar y por
último, aunque me dejo mil cosas, quiero daros las GRACIAS, gracias por estar ahí
en lo bueno y en lo malo, gracias por hacerme reír, por aguantar mis risas, por
querer vivir con mi compañía tantos momentos. Gracias por facilitarme vivir que
es la amistad. Gracias, por un millón de cosas más, gracias.
Ahora
sí que si, por último quiero deciros que sois unas grandes personas, tenéis
cosas envidiables, cosas maravillosas, cosas que cualquiera podría querer de
una amiga. Las personas no cambian, así que estoy con una sonrisa en la boca al
saber que voy a manteneros así toda la vida. No dejéis de luchar como hasta
ahora por nada. Quiero que sepáis que siempre tendréis mi apoyo y palabras para
cuando lo necesitéis. Sé que vais a llegar a dónde os propongáis. Estoy muy
orgullosa de vosotras. Nunca lo olvidéis, aunque este lejos, siempre estaré
ahí.
Me
llevo a un tesoro, en mi vida y en mi corazón. Os quiero.