martes, 11 de noviembre de 2014

Libertad.

No existen limites y la imaginación elimina cualquier barrera. No existe lo que está bien ni lo que está mal. No me siento juzgada... ¡ni tan siquiera cuerda! ¡Me declaro loca! Una loca vista desde la visión más loca jamás creada, si esa, la social. Esa que mira desde unas creencias irracionales y heredadas eliminando así el valor del ser a cada uno.

Y es que nadie tiene el manual. Nadie sabe que es o no verdad. Sin embargo, no dejamos de saber y cómo yo, sabes que no sabemos nada.

Sinceramente siento que el único que tiene la verdad, tu verdad, es tu corazón y eres tú quién decide a quién hacerle caso. Si a él o ellos.

Yo no deje de buscar. Sin saber lo que buscaba.

Hubo un tiempo en que creí tenerlo todo. ¡Este ego que me cuida! Pero algo en mi fondo me llevaba al querer encontrar. Y entonces, apareció mi verdad. Que no la tuya ni la de ellos, si no la mía.

La libertad.



Yo vine a vivir desde el corazón. ¡No sé cuantas vidas antes fueron necesarias...! Vine a vivir al margen de normas sociales y de acuerdos interesados.

¡Me despido de este mundo de “cuerdos” para entrar en este otro de “locos”! A éste, dónde nada es todo y todo vale. A éste, dónde sólo se siente y no se piensa. A éste dónde yo soy tú y tú eres yo y todos somos todo.

Te miro y me veo. Me quiero y te quiero. Se juega y se crea. Se imagina... ¡Y todo está bien!

Me mudo al mundo de la cooperación, del AMOR. Al mundo de la libertad, del volar, del ser yo. Me mudo al mundo en el que soy libre. En dónde el qué, cómo y con quién lo decide mi corazón.

Si... Estaré loca, ¡pero al menos soy una loca feliz y enamorada!

Y por si hubiera dudas... esto no se piensa, ni se entiende. Ni se crea ni se inventa. Esto, querido amigo, se siente. Es certeza.