No somos nada y a la
vez podemos serlo todo.
La vida, sus
circunstancias, su inicio, su fin, lo que ha hecho que sin más vuelta de hoja
aceptemos “estamos aquí y ya no hay vuelta atrás”, ha ocasionado que hoy piense
así.
Y siendo realistas, no
hay ninguna constancia de que seamos algo más que “esto” que un día u otro sin
querer se te arrebatará.
No te tengo miedo.
Quizá sea porque aún no
te haya sentido muy de cerca. Te acepto. Pero reconozco que hay momentos en los
que TE ODIO. También hay otras veces, quizá por auto convencimiento o
esperanza, en las que te agradezco el descanso que supuestamente das.
No somos nada, porque
seas lo que seas, algún día será nada. Al menos desde donde yo estoy. Y a la vez podemos serlo
todo, porque hay alguien aún aquí para quién así es. Alguien para quién lo has
sido todo, lo eres y lo serás, hasta que aparezca de nuevo y se lleve también a
ese alguien que te mantiene en vida.
No sé qué pensar, ni
tan siquiera me apetece pensar en nada. Eres así, sin explicación alguna o con
todas las posibles.
Yo acepto que nací,
acepto que tengo que vivir, es más estoy dispuesta hacerlo siempre desde la
fuerza, el coraje y la valentía. Y acepto que algún día a mí también me
llevarás.
A ti vida, sé que me
mostrarás y serás la responsable de que sufra muchas partidas, sólo te pido que
me mantengas esa fortaleza y me prometas que sea lo que quiera que esto sea,
dónde quiera que sea, estén bien.
Yo a cambio te prometo
vivir, siempre que ella me deje.
Le tenías miedo y con
todas mis fuerzas espero que por fin, el miedo para ti, haya desaparecido.
Aunque aún quede
muchísimo tiempo, hasta pronto.