viernes, 1 de agosto de 2014

Una forma de vida.

Después de un hasta pronto. De un tiempo para mí. De un crecimiento necesario. De un nuevo descubrimiento. De un nuevo comienzo. De una nueva ilusión... De un simple instante si lo miras desde “todo lo que aún queda.”

¡De nuevo estoy aquí!

Me gusta esa sensación de volver a escribir después de un punto y seguido. Consigo emocionarme, consigo dejar fluir mis dedos sobre el teclado y que las palabras salgan solas.

Esta pasión va conmigo. Forma parte de mí. No se crea ni se intenta, simplemente nace y crece al igual que yo. Ha nacido y crecido con mi persona y como tal experimenta todas mis experiencias, todos mis aprendizajes, todas mis primeras letras mayúsculas.

Ha sido un periodo de transición, un cambio hacia una luz que brilla y sólo puede ofrecerme vida, ilusión y paz.

Ahora me encuentro en un baile con la vida, bailando la misma canción y sin pisadas inesperadas. Estamos escuchando lo mismo. ¡Y eso, eso me encanta!

Es algo más que todo lo que unas palabras puedan describir. Sentí en mi corazón lo que la vida me depara en el ahora y en el mañana cercano y no he podido ser más feliz. No he podido agradecerle más al todo por dejarme disfrutar de mi corazón, de su verdad.

No es fácil saber escuchar lo que te dice, a veces ni tan siquiera somos conscientes de todo lo que habla. Pero este tiempo ha sido necesario para que la vida me lo enseñe y creo que voy en buena dirección.

Toda esta etapa la cierro con una palabra, AMOR.

Escuché que era lo que te daban los demás. Qué era lo que sientes cuando alguien te quiere. Qué se daba en la familia, en la pareja, en los amigos… pero sin embargo aprendí que el AMOR ES UNA FORMA DE VIDA. Qué la vida puede vivirse desde el amor o desde el miedo. Qué el amor es lo único que existe y qué el amor es la única verdad.

Yo elegí vivir desde el amor.

Y la vida empezó a corresponderme de la misma manera.


AMOR

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