martes, 11 de junio de 2013

Voilà.

Os pongo en situación…

Hablando, surgió esta pregunta,

Sara, y tú cómo Psicóloga, cuando vayas a tratar a alguien, ¿vas a tener en cuenta sus problemas del pasado? Bueno del pasado, puede ser de ayer, vamos te hablo del problema que se supone que el paciente no sabe que es la razón de su estado. (Su idea de psicólogo-paciente)

Por un momento no tenía una respuesta clara. Pese a que haya meditado, desde mi mínima experiencia laboral cómo quisiera, o que sería para mí, una terapia ideal, no encontraba las palabras concretas.

Se me ocurren un montón de cosas de las que escribir, y más con la relatividad indudable de la psicología, sus conceptos, terapias, infinitas intervenciones… pero he pensado que quería dar una respuesta breve, concreta, “plasmar” la idea y así no volver a “quedarme” sin una respuesta clara.
Desde luego que no deja de ser la idea. Todo varía de una persona a otra, pero creo que una idea común, una “base” es fundamental para empezar en cualquier camino.

A lo que iba. Mi respuesta es NO. No miraría eso que llamas problema y que crees que es la razón de tu estado. No estaría indagando en tu infancia ni en posibles hechos que te hayan ocurrido como causa de tu estado actual. Para mí el único “problema” es la persona, no creo en que la situación sea la causa de su estado, si no el cómo afrontó esa situación. Las circunstancias en las que estaba cuando le paso “eso”. Claro está al margen de situaciones mayores (maltratos, violaciones, abusos). Te hablo de esos “problemas” más cotidianos que la gente común arrastra.

Con esto más claramente lo que quiero decir, y lo que en otras de mis entradas he escrito, es que considero que todo lo externo es neutral, no es ni bueno ni malo, simplemente es. Somos nosotros quienes hacemos el cómo eso nos influye, nos afecta. Me repito al decir, que sin duda sabes, existen acontecimientos que nos hacen sentirnos tristes, contentos, rabiosos, enfadaos… a todos. Pero aun así, nadie, y cuando digo nadie, ya sabes que es nadie, siente igual y he aquí la neutralidad de todo y el poder que tenemos para modificarlo.

Así que sí, sin lugar a dudas mi respuesta es que el problema no es “importante”. Lo importante es las herramientas, el auto control y gestión personal que tenemos para afrontar todo eso externo que entendíamos como supuestos problemas.

Sólo tú tienes el poder de conseguir tu estabilidad, tu paz y tranquilidad. Yo, en mi caso, podría asesorarte. Pero que no se te olvide, tú tienes el control de todo lo que te pasa.

Y si eso se consigue… VOILÀ para mí el concepto de la tan deseada felicidad.

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