miércoles, 29 de mayo de 2013

Buscaré otro camino.


Y pensando... Sinceramente a veces prefiero que esto no pase, pero como sabrás es algo incontrolable.

Resulta que hace cinco años, con mis más y mis menos, empecé mi carrera universitaria. Mi título, lo que me reconocería cómo lo que soy, cómo lo que quería ser y cómo lo que ojalá siga siendo.

Pasado el tiempo. Concluyendo esta etapa de mi vida me he dado cuenta, quizá cuando me he tenido que poner manos a la obra, de que estoy muy enfadada con la sociedad. Sí, estoy enfada, disgustada, asqueada, desmotivada… me he dado cuenta que sólo soy un título social. Título que algunos valoraran muy lejos de la realidad. Título que se tiene en cuenta para creer de lo que es capaz una persona. Título que no es más que eso, un título.

Estos últimos meses he tenido que enfrentarme a la vida profesional,  poner en práctica este esfuerzo, esfuerzo en muchos sentidos, y sinceramente me he dado cuenta de lo perdidos que estamos.

Una carrera de cinco años, con unas prácticas de cuatro meses, de los que encima tenemos que estar agradecidos por su gran número de horas, en los que por fin he aprendido, he disfrutado, me he valorado, me he conocido y en lo que sin duda, se ha valorado mi capacidad de verdad.

Entre tú y yo, he aplicado más bien poco de los cuatro años anteriores.

Socialmente cuanto más sabes, más fácil “lo tienes”. Socialmente está más reconocido aquel que más experiencia tiene. Socialmente no se contratan en unas buenas condiciones a aquellos que acaban de terminar sus estudios. Socialmente ahora debería de especializarme. Cómo no! tienes que mejorar y alimentar tus conocimientos. Pues, ¿sabes qué? Que me niego rotundamente. Me niego a complacer a los miles de convenios e intereses que tienen los que mueven este país y entre otras mil cosas, los que mueven la educación, en la que hacemos y hacemos para ahora valorar lo que se valora.

En una carrera de cinco años, de tres o de cuatro ahora, me da igual, ¿no sales preparado para trabajar? ¿Y mi tiempo y esfuerzo dónde está?

Lo entiendo. Tiene que haber un orden, una “oportunidad” muy pero que muy relativa, para demostrar una vocación, unas ganas, un futuro, quieres ser esto, estudia esto otro. Genial.

Pero por favor que se estudie para algo, que se estudie para formarse, formarse de verdad, lo que se aplica, lo que se pone en práctica, si eso que llaman experiencia y vida laboral.

Dejaría de ser necesario hacer una inversión para poder ser reconocida una vocación, unas ganas de aprender y crecer, y no hablo de una inversión “básica”, si no de una inversión excesiva.

Habrá alguna alternativa. Me pondré manos a la obra.

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